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La pasada semana saltaba de nuevo a la actualidad informativa la propuesta del gobierno en el el anteproyecto de ley de acción exterior, actualmente en trámite de consulta y por el que se prevé la exigencia de un reembolso económico en caso de que el Estado deba pagar rescate cuando personas son secuestradas en países no recomendados para viajar.

“Cuando el Gobierno, en una situación de emergencia consular, decida intervenir en operaciones de asistencia en el extranjero, que comporten la utilización de recursos presupuestarios del Estado, podrá exigir el reembolso de la totalidad o parte de los mismos a quienes se hayan expuesto voluntariamente a riesgos sobre los que el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación informa en sus recomendaciones de viaje, publicadas y actualizadas puntualmente, en relación con las condiciones de seguridad en los distintos países y regiones del mundo”.

Mapa recomendaciones
Fuente: El País

Obviamente, los principales afectados en este asunto son las personas que se dedican a la cooperación internacional y el periodismo que trabajan en zona de conflicto. No obstante, fuentes diplomáticas han negado este punto, ya que además el pago de rescate nunca es reconocido oficialmente por el gobierno. Sin embargo, sí podrían ser reembolsables los servicios que se pagan durante el proceso de secuestro y liberación de rehenes.

El pasado mes de julio el gobierno decidió repatriar a los cooperantes que trabajaban en Tinduf al tener «motivos fundados» de que éstos iban a ser el centro de varios ataques. Varios cooperantes decidieron quedarse. El gobierno dejó claro en su momento que si se quedaban, lo harían bajo «su responsabilidad».

Al hilo de esto, recordé un magnífico documental que pudimos ver hace un par de semanas en La Noche Temática de La 2 (TVE). «Los ojos de la guerra» es un reportaje en defensa de los derechos humanos y la denuncia de la violación de éstos a través de los ojos de quienes se dedican al periodismo de guerra.

La noche temática

Tanto periodistas como cooperantes que trabajan en zonas de conflicto son al final casi los únicos actores independientes que pretenden contarnos lo que realmente ocurre en las zonas a las que nadie quiere ir y se veta la entrada a quienes se atreven a contarlo.

Pareciera que los Estados, amparándose en la seguridad de sus nacionales, quisiera que no existieran testigos de las guerras, de las violaciones de derechos humanos, de las atrocidades que aunque no queramos ver, existen más de lo que imaginamos. No ocurre tan lejos de nuestras fronteras, y en un mundo globalizado los Estados deberían preocuparse por la salvaguarda de los derechos humanos y de la paz a nivel mundial, y no tanto de callar bocas y esconder realidades, porque alguien pudiera llegar a preguntarse por qué no interesa que se cuente la verdad, qué intereses son los que se defienden.

La falta de cooperantes internacionales provoca muertes, puede generar falta de seguridad para la población local, riesgo para los fondos económicos de los proyectos en marcha y en el peor de los casos, eliminación total de esos fondos, necesarios para el desarrollo de las zonas en las que trabajan las ONG. Muchas organizaciones, ante la situación, han decidido rebajar el número de expatriados y sustituirlos por personal local. Llegados a este punto, ¿qué opináis? ¿Es una oportunidad para que la población pueda empoderarse o por el contrario supone mayor inseguridad para la consecución de los proyectos de desarrollo?

El próximo 21 de marzo se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Se eligió este día porque un 21 de marzo de 1960 en Sharpeville (Sudáfrica) la policía mató a 69 personas en una manifestación pacífica contra el apartheid. Seis años después la Asamblea General de la ONU instó a la Comunidad Internacional a redoblar esfuerzos para luchar y eliminar toda forma de discriminación racial.

Más de 50 años después, sin embargo, la discriminación racial no sólo no ha desparecido sino que el sistema capitalista en que vivimos, y el momento actual de crisis que atravesamos, parece que no ha hecho más que acentuar esa discriminación.

No hay más que irse a Grecia, donde el partido ultraderechista y xenófobo Amanecer Dorado obtuvo en las elecciones de mayo de 2012 21 diputados y el 7% de los votos. En las elecciones siguientes, un mes después, obtuvo 18 diputados y el 6,9% de los votos: quizás este leve descenso se produjo por la alarma surgida en Europa y el mundo a raíz de la presencia de grupos de ideología nazi en el parlamento. Sin embargo, la fuerza de este partido, creado en los años 80, no deja de tomar cada vez más fuerza: repartiendo comida entre personas necesitadas griegas de nacimiento, por ejemplo, y lo último: con la creación de “Médicos con Fronteras”, una red creada por el mismo partido para dar asistencia sanitaria a “griegos de pura raza” que han perdido la cobertura médica pública.

España, un país en el que el 12% de la población es extranjera, tampoco se libra de esta ola de racismo. En el informe de 2011 «Evolución del racismo y la xenofobia en España» se afirma que no se aprecia un aumento de los niveles de racismo en la población a partir del recrudecimiento de la crisis, ni una ampliación de los discursos contrarios a la inmigración se ha traducido en una mayor reivindicación de control migratorio; sin embargo la población exige cada vez más restricciones hacia las personas que solicitan asilo político. La población española ofrecen menos rechazo a las personas migrantes si éstas tienen trabajo o si saben adaptarse a las costumbres locales. Según el informe, son preocupantes los niveles de islamofobia en nuestro país. También se ve un leve crecimiento en cuanto a la opinión de que los inmigrantes tienen la culpa de las cada vez menos ofertas laborales así como del acceso a los recursos públicos («acaparan ayudas y no aportan»).

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Gracias a twitter, he encontrado un artículo muy interesante sobre el debate de las ayudas en cooperación al desarrollo. Copio y pego este artículo publicado el pasado 24 de agosto de 2011 en La Vanguardia.

http://www.lavanguardia.com/cultura/20110824/54204624037/cooperacion-y-anticooperacion.html

La crisis económica también pone en cuestión el sistema de ayudas del Norte al Sur, consolidado en los últimos sesenta años

Cooperación y anticooperación

La ayuda choca con políticas económicas que generan pobreza, destrucción ecológica, corrupción y violencia | Las oenegés deciden poco, las grandes decisiones sobre ayuda se toman desde el FMI, la ONU o los gobiernos

Cultura | 24/08/2011 – 04:10h

Xavier Montanyà

El modelo de cooperación internacional para la ayuda a los llamados países en desarrollo ha entrado en crisis, sobre todo con la hegemonía del capitalismo global, que se ha mostrado ineficaz a la hora de gestionar estas ayudas mientras las políticas transnacionales siguen perpetuando un modelo que abunda en la explotación descontrolada de los recursos naturales y la generación de más pobreza. Esta crisis, que cuestiona el sistema de crecimiento y desarrollo internacional, pone a debate también a las oenegés y sus prácticas de ayuda y cooperación. (más…)

Hoy he sentido una mezcla de vergüenza, de miedo, de tristeza, de rabia, de asco y de pena cuando he leído en un medio de tirada nacional una noticia en la que se criticaba que el Gobierno destinase fondos de cooperación a proyectos que defienden los derechos humanos. Como oyen. Aquí está la nota a la que me refiero:

http://www.larazon.es/noticia/1028-exteriores-subvenciona-con-9-000-euros-el-respeto-a-las-transexuales-en-el-caribe

Entiendo que cada medio tenga una línea editorial con la que la ciudadanía más o menos puede sentirse identificada. Entiendo que se critique que las ayudas a víctimas del terrorismo o personas con discapacidad sean más bajas de lo que cada uno espera. Pero lo que no entiendo es que se ataque ferozmente y de esta forma tan detestable la financiación para proyectos que buscan un mundo más justo, que busca que cada persona del mundo sea respetada sin que tenga que ser menos por unas u otras razones. Aquí no entran cuestiones religiosas o políticas, aquí entran cuestiones de sentido común, de humanidad. (más…)